miércoles, 10 de agosto de 2011

Soñar juntos: El colecho como un tratado de amor.

 
¿que lleva a nuestra sociedad occidental a sentir temor a una práctica tan antigua y natural como la misma especie? ¿que esconde tanta resistencia a semenjante acto de amor? Cobijado en mil razones se encuentra el temor que tenemos. Pero ¿ De donde surje ese temor?

Muchas mujeres devenidas en nuevas mamás no tienen idea de que se trata una practica tan antigua como nosotras como es la de amamantar. Rodeadas de amigas, hermanas, cuñadas, compañeras que han sido madres antes que nosotras escuchamos hablar de pañales, insomnio, cólicos, mamaderas pero de la lactancia escuchamos poco y nada. Y asi de repente nos encontramos ante un mundo extraño, completamente nuevo pero que paradojicamente nada tiene de nuevo y mucho menos de extraño. Nos resulta nuevo y extraño lo natural y naturalizamos lo extraño, lo nuevo.

Algo similar ocurre con el colecho. Similar porque lleva implícito la resistencia social, pero carga con el fantasma mortal del miedo. Aca es donde podríamos decir que el miedo se mete en nuestras camas. Primeramente proviene del afuera: del que dira la sociedad acerca de la manera de dormir de nuestro hogar. Y a partir del momento en que el miedo atraviesa la barrera entre el afuera y el adentro es cuando se apodera de nuestro ser racional y elabora argumentos de lo mas increíbles para correr a los niños del calor de la cama “matrimonial”; para despojarlos en una lúgubre cuna. Y aquí hago pausa. Porque no se trata de lo que dirán. Se trata de lo que yo ya pienso como ser social. Si colecho soy una especie de pecador, entonces elijo desde ahi: elijo pecar o no. Porque como ser social creo en lo que esta sociedad cree. Y aunque la emocion le gane a la razón me voy a pensar distinto. Entonces aceptando que compartir la cama con nuestros hijos no es natural porque mis amigos, mis padres, mis hermanos, mis pares no lo hacen si yo lo hago estoy haciendo algo distinto (por lo menos).

¿Que paso en el medio entre la tribu con sus comadres, maestras, doudlas y el bebé solo en una cuna en su propia habitación?

Aunque aun no he encontrado respuesta a esta pregunta considero que si por un momento nos despojaramos de todo pensamiento, cerraramos nuestros ojos y nos detuvieramos a escuchar a nuestro corazón y le preguntaramos ¿querés dormir con tu niño en tu regazo o verdaderamente deseas hacerlo solo?. Si por un momento lograrmos despojarnos de los mandatos sociales. De lo que los otros esperan de nosotros, seguramente habria muchos mas niños que compartirían el sueño con sus padres. ¿que le paso a nuestra sociedad que dejó de escuchar a los corazones?

1 comentario:

  1. Así es, hemos "desnaturalizado lo natural". La lactancia materna se llama "prolongada" cuando pasa los seis meses, o ya no se debe amamantar a un niño si la mamá está embarazada (andá a decirle eso a una mamá de una tribu del Africa, donde conservan sus costumbres naturales y amamantan a dos o más niños al mismo tiempo), o el bebé debe dormir solito, cuando lo natural de manera histórica ha sido el colecho, o el porteo (llevar a upa a tu bebé en un portabebé) pues no vaya a ser que se malacostumbre... una pena, porque nos perdemos lo más maravilloso que podemos tener, que es el contacto cercano con nuestro bebé mientras es chiquito. Primero, porque ellos pequeñitos nos necesitan, pero además porque es un placer :)

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